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jueves, 27 de junio de 2013

JACOB LUCHA CON DIOS

Génesis 28
28 Isaac llamó a Jacob, lo bendijo y le ordenó:
—No te cases con ninguna mujer de aquí de Canaán. Vete ahora mismo a Padán Aram, a la casa de Betuel, tu abuelo materno, y cásate allá con una de las hijas de tu tío Labán.Que el Dios Todopoderoso te bendiga, te haga fecundo y haga que salgan de ti numerosas naciones. Que también te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios le prometió a Abraham.
Así envió Isaac a Jacob a Padán Aram, a la casa de Labán, quien era hijo de Betuel el arameo, y hermano de Rebeca, la madre de Jacob y de Esaú.
Esaú supo que Isaac había bendecido a Jacob, y que lo había enviado a Padán Aram para casarse allá. También se enteró de que, al bendecirlo, le dio la orden de no casarse con ninguna cananea, y de que Jacob había partido hacia Padán Aram en obediencia a su padre y a su madre. Entonces Esaú se dio cuenta de la antipatía de su padre por las cananeas. Por eso, aunque ya tenía otras esposas cananeas, Esaú fue hasta donde vivía Ismael hijo de Abraham y se casó con su hija Majalat, que era hermana de Nebayot.

El sueño de Jacob en Betel

10 Jacob partió de Berseba y se encaminó hacia Jarán.11 Cuando llegó a cierto lugar, se detuvo para pasar la noche, porque ya estaba anocheciendo. Tomó una piedra, la usó como almohada, y se acostó a dormir en ese lugar. 12 Allí soñó que había una escalinata apoyada en la tierra, y cuyo extremo superior llegaba hasta el cielo. Por ella subían y bajaban los ángeles de Dios. 13 En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado. 14 Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra. Te extenderás de norte a sur, y de oriente a occidente, y todas las familias de la tierra serán bendecidas por medio de ti y de tu descendencia. 15 Yo estoy contigo. Te protegeré por dondequiera que vayas, y te traeré de vuelta a esta tierra. No te abandonaré hasta cumplir con todo lo que te he prometido.»
16 Al despertar Jacob de su sueño, pensó: «En realidad, el Señor está en este lugar, y yo no me había dado cuenta.» 17 Y con mucho temor, añadió: «¡Qué asombroso es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios; ¡es la puerta del cielo!»
18 A la mañana siguiente Jacob se levantó temprano, tomó la piedra que había usado como almohada, la erigió como una estela y derramó aceite sobre ella. 19 En aquel lugar había una ciudad que se llamaba Luz, pero Jacob le cambió el nombre y le puso Betel.
20 Luego Jacob hizo esta promesa: «Si Dios me acompaña y me protege en este viaje que estoy haciendo, y si me da alimento y ropa para vestirme, 21 y si regreso sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios. 22 Y esta piedra que yo erigí como pilar será casa de Dios, y de todo lo que Dios me dé, le daré la décima parte.»

La guerra con Dios tiene el propósito de lograr la paz con Él.

1.  POR SU BONDAD DIOS NOS PERMITE PELEAR CON ÉL

¿Pelear con Dios? Imposible. ¿Quién puede osar levantarse contra su Creador? ¿Puede la vasija rebelarse contra el Alfarero? La lógica dice que no, excepto cuando consideramos la infinita misericordia de Dios, su prolongada paciencia y su admirable sabiduría.
   En la Biblia hay muchas personas que han luchado con Dios por algún tiempo, hasta lograr la paz con Él: Job, Moisés, Habacuc, Jonás y Pablo. El nombre terrenal más importante de la Biblia, Israel, significa “el que lucha con Dios”.
   ¿Quién era Jacob para que Dios le tolerara tanto? ¡Su vida era una vergüenza! Suplantó a su hermano, engañó a su padre, conspiró con su madre y abandonó su casa con problemas sin resolver. Pero Dios no nos ve por lo que somos, sino por lo que ha planeado hacer de nosotros. Nos valora por la promesa que ha hecho acerca de nosotros.

2.  EL PECADO NOS PRODUCE MIEDO ANTE DIOS.

El camino que Jacob tenía que tomar era oscuro, solitario, desconocido y peligroso. Las circunstancias hubieran sido atenuadas si el nieto de Abraham hubiera sido más espiritual, pero más bien, vemos en él un hombre muy pagano.
   De acuerdo, había buscado la bendición de Dios a través de su padre, pero ni los medios, ni los fines que usaba eran loables. Se parecía a muchos de nosotros que buscamos la bendición de Dios para nuestros viajes, negocios, bienes e hijos, pero “sin ningún compromiso”. Dios estaba ausente de su vida.
   La visita que Dios le hace por medio de la visión lo alarma. Se da cuenta que “en medio de la nada”, donde aparentemente estamos perdidos, allí está Dios. Y su presencia le causa horror.
   Puede ser que haya momentos, circunstancias, cuando usted se sienta perdido. Cuando piensa que solo puede contar con usted y su alma. Espere. Dios, por su promesa, no le abandonará.

3.  LA ESCALERA ES UNA FIGURA DE JESÚS.

La soledad y desolación de Jacob termina con la escalera. Allí, desde el cielo, Dios extiende el camino para conectar el cielo con la tierra y permitir el libre tránsito de Dios y los ángeles.
   Jacob dice que es un lugar terrible. Por un lado la emoción de la presencia protectora de Dios le consuela, pero por otro, su alejamiento de Dios le hace que tiemble ante el Dios Santo.
   Jesús dice que Él es la Escalera a través de la cual Dios tiene contacto con el hombre: “-Ciertamente les aseguro que ustedes verán abrirse el cielo, y  a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre” Jn. 1:51.
   En Cristo, el Dios lejano se hace cercano; el Dios ausente se hace presente; el Dios trascendente se hace inmanente; el Dios invisible se hace visible; el Dios inaccesible se hace vecino; el Dios se hace hombre.

4.  LA GRACIA ATRIBUYE VICTORIA AL DERROTADO. 32: 2 - 30

Puede ser que usted haya sido en su pasado un Jacob, luchó con Dios y obtuvo la paz. O tal vez es testigo de cómo un familiar suyo está actualmente peleando con Dios a brazo partido. Lloramos y reímos ante tales espectáculos.
   Ninguno que se atreve a pelear con Dios saldrá bien librado. Dios es omnipotente, nosotros criaturas minúsculas. Dios es el Rey del universo, nosotros sus súbditos pequeños. Pero igual que un fuerte y amoroso padre, le permitirá a su bebé pequeñas luchas, Dios nos permitirá por algún tiempo pelear con él. Terminaremos con cicatrices de alguna sarna, rengueando de una pierna, manchados con ácidos de ballena, o medio ciegos por la gloria de Dios, pero por su preciosa gracia, sobreviviremos.
   La victoria de Jacob consistió en seguir vivo. No merecía la vida, pero su guerra era de oración: suplicó la bendición. Usó la fuerza que Dios le había dado: la fe, la oración y la promesa. No quiso soltarse de Dios hasta recibir su bendición. ¿Qué importa perder una habilidad física? “La misericordia de Dios es mejor que la vida” (Sal. 63:3). 
Si usted actualmente se encuentra peleando con Dios, ya sea una luchita o una franca guerra con Él, la historia nos advierte: Sólo use las armas que Dios mismo la ha dado: la fe, la oración, las promesas, la gracia de Dios. Lo mejor es rendirse para no quedar con cicatrices dolorosas. Suplique la bendición y rindase al Señor de la gracia. 

Pastor Moisés Brito Valeras

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