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lunes, 16 de junio de 2014

Niños nigerianos cantan alabanzas

PADRE SÓLO HAY UNO...

Porque en cierta medida es el padre de donde los hijos se harán una imagen del Dios que adoran. Es el padre de donde los hijos varones se harán un modelo a seguir y de donde las niñas se harán un modelo del esposo que les gustaría tener. Los padres constituyen la columna humana más poderosa que sostiene el hogar, no en el sentido económico necesariamente, sino moral, espiritual y emocional. La familia se siente segura con un padre confiable, donde las olas de las tempestades de la vida golpean como contra una roca que no se mueve ni un ápice de su lugar.

Es el esposo el que debería ser el asidero de la esposa cuando ésta se ve asediada por los temores del futuro, o desalentada por la inseguridad de sí misma, o por las tentaciones atacando a cualquiera de los miembros de la familia.

El padre es el que enfrenta los peligros más difíciles, el que va un paso delante de su esposa y de sus hijos, el que se arroja a las amenazas más oscuras y el que enfrenta al enemigo más cruel. Es el último en saltar del barco y el primero en ofrendar su vida en sacrificio por la protección de su familia.

El padre es el primero en buscar la opinión de todos los miembros de su familia y el que puede vislumbrar, con la ayuda de Dios, los fines más altos de la vida para tomar las mejores decisiones.

Ser un buen padre es imposible sin la gracia de Dios. La meta más alta de un padre es relacionar a los hijos con el Padre Celestial por medio del Señor Jesucristo. Ningún padre debería estar contento con morir sin haberse asegurado de que cada uno de sus hijos comprende exactamente como llegar al cielo. La dicha más grande de un padre es cuando los hijos ya viven la vida eterna por su relación con Cristo. No importa si tienen una carrera profesional o no, si son exitosos o no, si tienen salud o no, si son prósperos o no. Jesús dijo: alégrense de que sus nombres están escritos en el libro de la vida.

Cuando Dios ha llegado a ser el primer amor de nuestros hijos, y nosotros hemos pasado a un segundo plano, podemos respirar tranquilos, hemos logrado el propósito por el cual alguien nos llamó “padre”. Si no lo hemos logrado, tenemos que confiar en Dios, Él es el único que puede cambiar los corazones. Algún día nuestro testimonio obtendrá el fruto por la gracia de Dios.
                                                                                                                                                                     Pastor Moisés Brito V.