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miércoles, 24 de febrero de 2016

LA MISIÓN DE LA IGLESIA

Juan 15:1-17 
»Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.

»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.
»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. 12 Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.13 Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. 15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. 16 No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. 17 Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
Renovemos nuestro compromiso con la misión que Cristo dio a su iglesia. Cada uno de nosotros debe responder al desafío de vivir una vida íntegra en el reino de Dios.
   Esta semana (Julio 2015) nuestro pequeño nieto que nació de seis meses, y que es conservado en una incubadora, dejó de respirar en varias ocasiones en un mismo día. Hay bebés que en las mismas circunstancias no sobreviven. Nuestra alma se mantuvo en un hilo. Pero nuestra reflexión es que si Josiah Alexander tiene una misión que desarrollar en este mundo, la muerte no podrá retenerlo. Dios lo revivirá cuantas veces sea necesario.
   No habrá satisfacción más grande en la vida, que llegar ante nuestro supremo Redentor y decirle con alegría: “¡Misión cumplida!”

1.     LA ALEGRÍA DEL MUNDO.
   El propósito final que Dios tiene al relacionarnos con Cristo como las ramas a una vid es que logremos la alegría del mundo. La vid está muy relacionada con la alegría. La tierra prometida era un próspero viñedo. El cereal y el mosto eran los principales productos de su suelo. La vid y la higuera eran su característica vegetación. El “sueño israelita” era sentarse bajo su propia vid. La mujer ideal es comparada con una vid (Sal. 128:3).
   La vid espiritual instalada en el mundo (es decir Cristo y su iglesia) es la oportunidad para que los elegidos de Dios se injerten en Cristo y experimenten la alegría de la comunión con Dios.
   Nuestra misión es comunicar la vida que se experimenta en Cristo.

2.     LA LIMPIEZA DE LA VID
   El secreto para que una vida pueda producir en abundancia es la limpieza. Siendo la vid una propiedad de Dios Padre, su tarea permanente es limpiarla de plagas, de lodo, y de ramas secas. Cada año tiene que podarla. El instrumento que Dios utiliza para limpiar su vid es la Palabra escrita.
   La misión de nuestra iglesia es conservar la Palabra, compartirla con diligencia, y cuidar que todos los miembros de esta iglesia andemos de acuerdo a ella. El pecado hace que una iglesia fracase, pierda su belleza y se vuelva una vid estéril.

3.     LA INTERDEPENDENCIA DE LAS RAMAS
   En el umbral de su partida el Señor está mostrando su deseo de que sus seguidores permanezcan juntos. Esta es una de las tareas más difíciles de cualquier grupo de creyentes. Somos tan diversos que nuestro ego nos induce a buscar solo iguales. Cristo ha decidido no permanecer como un tronco con racimos de uva alrededor. Ha decidido valerse de ramas, todas ellas diferentes. Todas ellas necesarias para su propósito.
   Nuestra misión es lograr que todos permanezcamos juntos conectados con Cristo y con el propósito de lograr juntos la mayor producción que honre a Dios. El resultado es proveer al mundo un alimento que dé vida.
   Alabe a Dios por todas las ramas que Dios está injertando en Cristo.

4.     LA UNIÓN QUE DA LA VID
   Hay una gran cantidad de cosas que tenemos en común para lograr la unidad que Cristo espera. Todos estamos unidos a Cristo. Todos somos ramas en tanto que permanecemos en Cristo. Nuestra felicidad consiste en producir fruto. Todos estamos dispuestos a ser limpiados con la Palabra de Dios. Aceptamos ser una rama entre muchas y muy variadas. Nos esforzamos por crecer para tener una mayor posibilidad de dar fruto. Procuramos tener la mayor flexibilidad para no quebrarnos en el proceso de producir el mayor fruto. Somos humildes para recibir apoyo por medio de soportes para no rompernos.
   Esta comunión de vida nos hace hermosos a la vista de nuestro Creador.

5.     LA ALEGRÍA DE LA VID
   Cristo enfoca nuestra meta en la gloria de Dios. Llevar mucho fruto para que nuestro Padre sea glorificado. La gloria de Dios y el gozo nuestro están íntimamente vinculados. Nuestro gozo no radica en el hecho de que Dios nos haga una iglesia grande, nuestro gozo consiste en el hecho de que, en Cristo, Dios nos ha hecho libres para adorarlo eternamente.
   La adoración es el tiempo en que le expresamos a Dios que él es nuestro primer amor. No venimos a buscar a Cristo como el sirviente que satisfaga nuestros caprichos; venimos a rendirnos como sus sirvientes para exaltarlo como el Dios Creador, Redentor y Señor.
   Nuestra misión la resumimos en estas palabras:

Proclamar,
Educar,
Servir,
Convivir y

Adorar.

                                                                                                   Pastor Moisés Brito Valeras

miércoles, 17 de febrero de 2016

LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE

Romanos 1:16-32
Justificados pues por la fe...
16 No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar, para los judíos, y también para los que no lo son. 17 Porque en el evangelio se revela la justicia de Dios, que de principio a fin es por medio de la fe, tal como está escrito: «El justo por la fe vivirá.»
18 La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad y maldad de quienes injustamente retienen la verdad. 19 Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se lo reveló; 20 porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. 21 Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad. 22 Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios, 23 y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por eso Dios los entregó a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre sí sus propios cuerpos.25 Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van en contra de la naturaleza. 27 De la misma manera, los hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en su lascivia unos con otros. Cometieron hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión.
28 Y como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen. 29 Están atiborrados de toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades. 30 Son murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, 31 necios, desleales, insensibles, implacables, inmisericordes. 32 Y aunque saben bien el juicio de Dios, en cuanto a que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se regodean con los que las practican.

La justificación por fe es necesaria debido a la depravación total del hombre.

1.      EL HOMBRE NECESITA LA SALVACIÓN. vv. 16-18
      Una gran ciudad, capital de un país, puede impresionar a cualquiera. Mucho más la capital de un imperio, la fortaleza de una civilización, centro del poder militar económico, cultural, militar e intelectual de una confederación de naciones. Pero Pablo no es cualquiera, es el embajador del reino de Dios, y su mensaje está por encima de la fuerza de cualquier otro poder. Su evangelio revela el poder del único Dios vivo y verdadero, el Todopoderoso.

     Es el único poder que puede trasladarte...



  • De la culpa del pecado a la justicia requerida por Dios
  • De la miseria moral a la santidad que agrada a Dios
  • De la esclavitud del maligno a la libertad en Cristo
  • Del castigo eterno a la bienaventuranza celestial
  • De la enemistad con Dios a la feliz reconciliación con Él
  • Del fuego del infierno a la vida eterna


La vida eterna se recibe solo por la fe en Cristo, una fe que ejercemos como un don de Dios, y no como una virtud humana. No por obras; no por obediencia a la ley; no por algún mérito debido a la raza o a privilegios de antepasados. Por estar bajo la ira de Dios, todo ser humano necesita la fe en Cristo.

2.      PORQUE DIOS HA REVELADO SU VERDAD. vv. 19-20
     Sorpréndase: No se necesita la Biblia para conocer a Dios. Todo ser humano, en su interior y en su entorno, cuenta con suficiente revelación para conocer al Creador. La naturaleza y su conciencia son medios que revelan claramente la existencia de un Dios supremo, sabio, poderoso y santo.
    En realidad no necesitamos probar la existencia de Dios. Lo que la gente necesita es ser honesta y humilde para reconocer el sentido de eternidad que hay en su corazón. La espiritualidad, la moralidad, la capacidad de juicio, la idea de lo sublime, la intuición de lo eterno, son sentimientos de criatura, de hambre de Dios.
    Este conocimiento nato y adquirido que todo hombre tiene lo deja sin excusa ante el juicio de Dios. No tiene justificación de violar esa conciencia y esa revelación recibida de la naturaleza. No puede aducir ignorancia o desconocimiento. Las pruebas están ante sus ojos y en lo más íntimo de se ser.
    La creación está llena de las huellas de Dios, allí está su marca indeleble, constituyen su ropaje, la obra de arte que revela sus cualidades divinas. La constitución del propio ser humano, su cuerpo y su alma revelan la grandeza y la sabiduría divina. Solo es un necio el que niega la existencia de un Dios bueno y sabio.

3.    PERO EL HOMBRE HA REPELIDO ESA VERDAD. vv. 21-23
    Usted no se podrá emocionar tanto con la buenas nuevas hasta que comprenda lo terrible que son las malas noticias acerca del hombre.
     El pecado ha embrutecido tanto al hombre, que aun teniendo el conocimiento de Dios, no lo glorifica, ni le da gracias por todo lo recibido. Fue creado para glorificar a Dios y en vez de ello toma lo creado por Dios y lo declara su Dios. Dios creó al hombre y a su razón, Dios creó a los ángeles, Dios creó el cielo y las estrellas, y en lugar de adorar al Creador, el hombre se adora a sí mismo o a cualquier otra criatura, menos a su Hacedor. ¿Qué tiene eso de sabiduría o de sensatez? El pecado degrada al ser humano y lo convierte en un ser necio y torpe.
      El astrofísico Stephen Hawking, el más famoso ateo de nuestros tiempos, escribe en su más reciente publicación: “Debido a que existe una ley como la gravedad, el Universo puede y va a crearse a sí mismo de la nada”. Tres observaciones:
      1. La ley de la gravedad es algo, no es nada. Si ya existía, entonces el Universo no se crea de la nada. ¿Y cómo apareció esa ley?  
      2. El Universo no puede crearse a sí mismo. Sería como decir que yo me traje a mí mismo al mundo. Yo no existía, pero me traje yo mismo al mundo, porque yo ya existía.  
    3. Las leyes no crean nada. La ley necesitaría tener inteligencia, intencionalidad y voluntad creativa. La gravedad explica la caída de una pelota pero no la crea ni la avienta (Wiil Graham, 5-ab-2014).
La mente y el corazón de los hombres se oscurecen debido al pecado. La palabra de Dios es la luz que ilumina la mente y la naturaleza para encontrar a Dios y glorificarlo como merece.

4.    POR ESO DIOS HA REVELADO SU IRA. vv. 24-32
    Asómbrese de lo que Dios hace cuando el hombre peca de manera obcecada y soberbia. Es la terrible noticia que al pagano le molesta escuchar: Dios los entrega a su maldad.
      Los entrega a sus malos deseos, los entrega a sus vergonzosas pasiones, los entrega a la depravación mental (vv. 24, 26, 28). Esta lastimosa sirena del versículo 18 hiere los sensibles oídos del ateo, del agnóstico, del escéptico y del libertino pagano: Dios está airado contra el pecador y por esa razón lo libera de su gracia y lo entrega a las garras de Satanás. Puesto que el hombre se ha negado a hacer la voluntad de Dios, entonces Dios lo entrega a su degenerada voluntad para sufrir los estragos de su maldad.
   Es lo mismo que sucedió en los tiempos de Noé, en las ciudades de Sodoma y de Gomorra y en los peores días de Judá e Israel.
   El hecho de que nuestra cultura acepte casi universalmente el aborto, la eutanasia, el alcoholismo como enfermedad, la legalización de las drogas, el homosexualismo, el lesbianismo, es solo señal de que Dios ha entregado a nuestra generación a su maldad. Pablo hizo este diagnóstico hace casi dos mil años.
   Ahora podemos entender la urgencia de Pablo para atesorar el evangelio y compartirlo con toda la gente, sin excepción de personas. Solo hay una salida para la perdición del mundo y es gratuita.     
                                                                                                     Pbro. Moisés Brito V.

lunes, 15 de febrero de 2016

VISIÓN DE LA IGLESIA JESÚS VID VERDADERA


JUAN 15:1-17
1»Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado.Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.
»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. 12 Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado. 13 Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. 14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. 16 No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. 17 Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
Yo soy la vid verdadera
Nuestro objetivo es alcanzar el gozo pleno por ser la gente que Dios quiso que fuéramos en Cristo.

DIOS EN FAMILIA

La visión que Cristo tenía de su iglesia es que sus discípulos se amaran como una familia. Que llegaran al punto de dar su vida por sus hermanos. Que se amaran entre sí como él y el Padre se aman. Hay una lógica conexión entre el Padre, el Hijo, el creyente y el prójimo.
La iglesia se trata de Dios. Lo que nos hace ser iglesia es la presencia de Dios. Iglesia significa llamados por Dios, para salir del mundo y entrar en comunión con él.  El proceso para llegar a ser familia de Dios es creer en Cristo, adherirnos a su pueblo, y cultivar una vida santa en la que Dios sea glorificado.

NOSOTROS EN CRISTO

El fundamento de nuestra unidad no está en un edificio, una organización, o una doctrina. Está en Cristo.
La visión que Cristo tuvo de su iglesia es que fuera un organismo unido naturalmente a su persona y que así permaneciera siempre. El sueño es que toda rama esté firmemente adherida a Cristo, produciendo frutos y creciendo en productividad.
El labrador es el Padre, quien por medio de su Espíritu nos injerta al tronco que es Jesús. Pero, permanecer en comunión demanda de nosotros un esfuerzo constante para que la savia del Espíritu fluya con poder.

CRISTO EN NOSOTROS

Toda nuestra esperanza se resume en un ideal: Cristo en nosotros. Esa es la esperanza de gloria (Col. 1:27).
Ser iglesia verdadera consiste en una cosa: el poder de Cristo obrando en nosotros (Col. 1:29). Separados de mí, nada pueden hacer, dijo Jesús.
Recordemos que el discurso pronunciado por Cristo es uno de despedida, pronto se irá con el Padre, pero la parábola afirma que los discípulos no serán abandonados. En realidad, ahora estarán más unidos con Cristo que cuando caminó con ellos por la tierra.
Él nos relaciona con Dios, él nos vitaliza, él nos une, él nos da poder para crecer y llegar a ser más de lo que podemos ser sin él.

PONER EL AMOR EN ACCIÓN

El amor es un tema importante en la noche del aposento alto. Vea 13:1, 34,35; 14:15,23; 15:9, 12,13. Dios en esencia es amor y comunica amor a sus criaturas. Cristo está por realizar el mayor acto de amor que un pecador puede concebir, y por personas que merecen lo contrario.
Nuestra visión como iglesia es compartir el amor de Dios por medio de una vida de servicio. A los paganos les parece muy poca la vida para acumular, acumular y acumular. Jesús nos ensenó una vida de desprendimiento. Recibimos de Dios para dar. Damos tiempo, damos la Palabra de Dios, damos atención, damos ayuda física y material, damos apoyo espiritual.
Nuestro amor no es abstracto, más bien, es práctico, realista, es acción.

SER COMO JESÚS

Nuestra visión es llegar a ser como Jesús que hizo y dijo lo que el Padre le instruyó. El marco de la parábola son los actos y las palabras de Jesús en los capítulos 13-19, de lavar los pies a lavar los pecados, actos que ilustran su actitud de servir antes que ser servido.
La iglesia “Jesús Vid Verdadera” no se compara con lo que fue antes, ni con lo que son otras iglesias, se compara con Jesús. El que lavó los pies de sus discípulos, incluyendo a su traidor, y compartió palabras de consuelo a sus descorazonados seguidores.
Por regla general, servimos y hablamos, hablamos y servimos. Es el modo en que Jesús nos ensenó a vivir y comunicar el evangelio.

GUARDAR EL TESORO DE CRISTO

Nuestra visión es ser una fiel depositaria del mayor tesoro de Cristo, su evangelio. No se necesita el evangelio para conocer a Dios, pero sí se necesita el evangelio para ser salvo. La religión es un fenómeno universal, pero la salvación no es posible sin el evangelio.
En la iglesia puede variar la forma del culto, el estilo de la música o la forma de orar. Pero no puede variar ni en el mínimo detalle el evangelio.
Nuestra visión es que cada creyente comprenda el evangelio, que cada creyente viva conforme al evangelio y que cada creyente comparta el evangelio.
Es un tesoro porque contiene el mayor poder del universo para cambiar la vida de una persona y cambiar el destino del mundo.

Pbro. Moisés Brito Valeras

09 de agosto de 2015