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martes, 23 de julio de 2013

LA FE DE ABEL


Por la fe Abel ofreció a Dios un sacrificio más aceptable que el de Caín, por lo cual recibió testimonio de ser justo, pues Dios aceptó su ofrenda. Y por la fe Abel, a pesar de estar muerto, habla todavía. Hebreos 11:4
      1. LA FE ES LA CAUSA DE UNA VIDA JUSTA

La revelación, la oración y la ofrenda, son elementos fundamentales en la práctica de cualquiera de las religiones. Todo adorador es naturalmente un ofrendante. La ofrenda es un acto espontáneo de un corazón agradecido con Dios.
    Sin embargo, la Biblia hace una separación radical entre las ofrendas aceptables y las no aceptables: Dice en Pr. 15:8 “El Señor aborrece las ofrendas de los malvados, pero se complace en la oración de los justos”. La ofrenda, como acto de adoración a Dios, sólo es aceptable si viene de una persona justa.
    ¿Era Abel una persona justa? Sí. Así lo testifica Jesús en Mt.23:35: “Desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías. El apóstol Juan también dice: No seamos como Caín que, por ser del maligno, asesinó a su hermano. ¿Y por qué lo hizo? Porque sus propias obras eran malas, y las de su hermano justas.”  (1Jn.13:12). La ofrenda es aceptable cuando viene de un corazón recto, motivada por un deseo justo, y cuando representa una vida de obras justas.
    ¿Cómo se llega a ser justo? La Biblia dice que es por la fe en Cristo (Ro.5:1). Las buenas obras son resultado de la fe (He.10:38).

  1. LA FE ES EL MOTIVO PARA UN SACRIFICIO MEJOR
Parte esencial de la vida de un justo es adorar a Dios. Tanto Caín como Abel se presentaban ante Dios para adorarlo con su ofrenda. Caín trae parte de su cosecha y Abel de los primogénitos de su rebaño. Gran parte de los estudiosos de la Biblia ponen, equivocadamente, sus ojos en las ofrendas para buscar la razón de su aceptación. Dios pone sus ojos en sus oferentes.
    Dios dijo a Caín “Si, haces bien, ¿no serás aceptado? (Gn.4:7). Es el oferente el que tiene que ser aceptado para que su ofrenda sea aceptable. La actitud de Caín era pecaminosa, la actitud de Abel era correcta.
    No se trata de que la ofrenda de Abel fuera más grande, más valiosa, o porque se tratara de una oveja, ya que no hay una legislación previa para discriminar.
    La Biblia en este y otros muchos pasajes, dice que lo que hace a la ofrenda agradable es la fe. “En realidad, sin fe es imposible agradar a Dios” (He.11:6). “Y todo lo que no proviene de fe, es pecado” (Ro.14:23). “Dios ama al dador alegre” (2 Co.9:7).

  1. LA FE ES LA FUERZA PARA UN TESTIMONIO DURADERO
“La muerte no es nunca la última palabra de la vida del justo.” (Moffatt). Toda persona que abandona este mundo deja un germen que crecerá, sea bueno o sea malo. Si es un mal testimonio puede que crezca como un cáncer, si es un buen testimonio crecerá como una bella flor.
    Es verdad que la Biblia hace muchas referencias a la sangre de Abel (Gn.4:10; Mt.23:35; Lc.11:51: He.12:24), pero lo que el autor de Hebreos enfatiza no es la venganza que exige la muerte injusta de Abel, sino su fe.
    ¿De qué habla Abel muerto? Del poder de una fe recibida por gracia, que resulta en una vida de integridad, generosidad, armonía con sus padres y una fidelidad a Dios hasta la muerte. Habla de una victoria sobre el pecado. Habla también de la ferocidad del pecado que había invadido al mundo. Pero lo más hermoso de su mensaje es que el amor de Dios persiste después de la muerte, pues Dios “fue movido por su violenta muerte a tomar represalia (Calvino).

Si hay algo que debe reactivarse en nuestra vida en este tiempo, eso es nuestra fe. Nuestra fe es una pequeña llama expuesta a los vientos del mal. La fe languidece ante el cansancio, el dolor, el sufrimiento por la injusticia, la desesperación de las carencias y la pérdida de seres queridos. Esta era la realidad de la fe de los hebreos.
    Abel ilustra la vida justa, la vida que agrada a Dios. Aunque el pecado continuamente tocaba a su puerta, y veía cómo su hermano mayor Caín se entregaba al pecado, él no perdió la confianza en Dios, quien le fortalecía para mantenerse fiel.
   Abel combatió contra la dureza de un mundo bajo maldición, y mantuvo su esperanza en la recompensa de un Dios amoroso. En esto consiste la vida vigorosa que proviene de la fe: “Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Pues dentro de muy poco tiempo, «el que ha de venir vendrá, y no tardará. Pero mi justo vivirá por la fe. Y si se vuelve atrás, no será de mi agrado.»”. (He.10:35-38)

Pastor Moisés Brito Valeras

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