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lunes, 1 de octubre de 2012

LA BONDAD DE DIOS

Pbro. Moisés Brito Valeras


1.    DIOS ES ORÍGEN Y SUMA DE TODO BIEN
“Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.” Mc. 10:18
“Alma mía, dijiste a Jehová: «Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti.»” Sal. 16:2
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Sal. 73:25
    ¿Quién será la persona que el mundo considera que ha sido la más buena en la historia? Entre los nombres propuestos aparecen Teresa de Calcuta, Gandhi, Juan Pablo II, Martin Luther King, Nelson Mandela, la virgen María. Pero estoy seguro que si alguien les hubiera hecho esa pregunta a esas personas, nunca hubieran aceptado serlo. No obstante, aun tomando la bondad de la persona más buena del mundo, no sería comparable con la bondad de Dios.
    La bondad de Dios es: insondable, eterna, invariable, pura, inagotable, infinita, inmutable. Nuestra bondad es una chispa, la de Dios es un incendio; nuestra bondad es una gota, la de Dios es un océano; nuestra bondad es un mundo, la de Dios es un universo; nuestra bondad es una sombra, la de Dios es el cuerpo que proyecta la sombra. Nosotros tenemos bondad, Dios es BONDAD.

2.    SU BONDAD SE REVELA EN TODAS SUS OBRAS
“Y vio Dios todo cuanto había hecho, y era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del sexto día.” Gn. 1:31
“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación.” Stg. 1:17
    Ninguna cosa que recibamos de Dios será mala. Él no puede hacer cosas malas. Sus decretos, sus consejos, sus leyes, su providencia, sus juicios, sus castigos, las pruebas que nos manda, todo es bueno. El cielo, los astros, los mares, los bosques, las mariposas, las aves, todo lleva este sello: HECHO POR DIOS. Ayer me platicaba un joven que su tesis consistía en describir el mecanismo de un brazo robótico, pero que es sumamente complejo y sólo sirve para aplicaciones muy específicas. ¿Se imagina la mente de Dios, para crear nuestro brazo para con tantas funciones, sin grandes motores, sin microchips y sin tanto cablerío? Es una maravilla, refleja la bondad de Dios.

3.    SU BONDAD ES EL BALANCE DE SU JUSTICIA
“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” Stg. 2:13
    Si Dios hubiera ejecutado su sentencia inmediata y completamente sobre Adán después de haber pecado, Él permanecería justo y santo. Pero, por su naturaleza bondadosa decidió aplicar su misericordia y permitir un camino para la salvación. Gracias a su bondad las sociedades más pecaminosas no son exterminadas, sino que Dios les concede tiempo y oportunidades para arrepentirse. Toda la historia de la humanidad está entretejida con la justicia y la bondad de Dios. Haga un balance y verá que generalmente cada criatura reciba más bien que males. David dijo: “No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados” (Sal 103:10).

4    4.    SU BONDAD APACIGUA NUESTRA ANGUSTIA
“Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él confían.” Nah. 1:7 
    Sólo Cristo podría haberse quejado por sus sufrimientos, pero no lo hizo. De allí en fuera, nadie tiene razón para quejarse de ningún sufrimiento, porque la paga del pecado es sufrimiento, enfermedades, tragedias, castigo, infierno y tormentos eternos. Sin embargo, ningún creyente en Jesucristo sufre más para pagar sus pecados; ninguna condenación hay para los salvos. Ahora sus aflicciones son para perfeccionarnos en la obediencia, para limpiarnos y transformarnos a la imagen de su Hijo Jesucristo.
    Si Dios no castigara el pecado ¿sería Él bueno? En nuestras angustias podemos tener tranquilidad porque sabemos que Dios es bueno, y sólo cosas buenas permite que nos pasen.

5.    SU BONDAD LLENA LA VIDA DE PLACERES
“Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras.” Sal. 145:9
    Si usted tiene una mascota en casa, tal vez se ha preguntado si es feliz comiendo una sola clase de alimento toda su vida; si es feliz al pasar su vida en esa jaula, en esa caja, o en ese patio; o si es feliz viviendo solita sus 18 años de existencia. Compare esa vida con la de usted: Cuánta variedad de comida saborea (frutas, verduras, cereales, semillas, lácteos, frutos secos, carnes, tubérculos); cuántos lugares ha visitado (desiertos, selvas, cañones, montañas, playas, grutas, bosques, pueblos pintorescos, ciudades con rascacielos, paisajes de acantilados); cuántas actividades se incluyen en su agenda; cuántas sensaciones, olores, colores, sabores, imágenes, sonidos y encantos complacen sus sentidos. ¿Por qué? Porque Dios es bueno.

      6.    SU BONDAD RESPLANDECE EN LA REDENCIÓN
    “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús.” Ef. 2:4-7 (NVI)
    Fue la bondad de Dios la que motivó que Cristo viniera al mundo, que naciera como un pequeño bebé, que viviera en la aldea de Nazaret, que sufriera durante toda su vida y muriera en la cruz. Por su bondad nos ha dejado el evangelio, nos espera hasta que decidimos convertirnos, perdona nuestros pecados y escucha nuestras oraciones. La bondad y la justicia de Dios brillan en la cruz de Cristo.
   
7    7.    SU BONDAD NOS URGE A LA CONVERSIÓN
“¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y generosidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Ro. 2:4
    Si las pruebas de la vida son los gritos de Dios, sus bondades son sus constantes charlas con nosotros. Es el modo amable en que intenta convencernos de la felicidad que hay en su amor. Todo lo bueno de la vida dirige nuestra mirada hacia los brazos abiertos de Dios esperándonos como el padre a su hijo pródigo. La belleza de una flor, la risa de un bebé, el canto de las aves, la caricia de la brisa, el beso de un ser amado, todo nos conduce hacia la reconciliación con Dios por medio de la fe y el arrepentimiento. Es una necedad esperar arrepentirnos de nuestros pecados y buscar a Dios hasta que el dolor toca la puerta de nuestra casa. Es una pena que el oído de Dios escuche más quejas que alabanzas de gratitud, más blasfemias que peticiones de perdón.
    La Biblia dice: ¡Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano! (Is. 55:6).

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