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martes, 16 de abril de 2013

CREO EN LA RESURRECCIÓN



Romanos 9:30 – 10:10

30 ¿Qué concluiremos? Pues que los gentiles, que no buscaban la justicia, la han alcanzado. Me refiero a la justicia que es por la fe. 31 En cambio Israel, que iba en busca de una ley que le diera justicia, no ha alcanzado esa justicia. 32 ¿Por qué no? Porque no la buscaron mediante la fe sino mediante las obras, como si fuera posible alcanzarla así. Por eso tropezaron con la «piedra de tropiezo», 33 como está escrito:
«Miren que pongo en Sión una piedra de tropiezo
    y una roca que hace caer;
pero el que confíe en él no será defraudado.»
10 Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas, es que lleguen a ser salvos. Puedo declarar en favor de ellos que muestran celo por Dios, pero su celo no se basa en el conocimiento. No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios. De hecho, Cristo es el fin de la ley, para que todo el que cree reciba la justicia.
Así describe Moisés la justicia que se basa en la ley: «Quien practique estas cosas vivirá por ellas.» Pero la justicia que se basa en la fe afirma: «No digas en tu corazón: “¿Quién subirá al cielo?” (es decir, para hacer bajar a Cristo), o “¿Quién bajará al abismo?” » (es decir, para hacer subir a Cristo de entre los muertos). ¿Qué afirma entonces? «La palabra está cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón.» Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo. 10 Porque con el corazón se cree para ser justificado, pero con la boca se confiesa para ser salvo.

1.  LA CONVICCIÓN DE LA RESURRECCIÓN NO ES SUFICIENTE.
   Hay países que se llaman cristianos, una  cultura que se llama cristiana. México es un país con una población que en su mayoría se profesa cristiana. ¿Quiere decir eso que todos los profesantes son salvos?

   Nadie está más convencido de la muerte y resurrección de Jesús para la salvación de los hombres que Satanás y sus demonios. Pero la seguridad que ellos tienen de lo que Jesús ha hecho y está haciendo no significa que sean salvos.

   La gente, religiosa o no, puede estar convencida de que Jesús es el Salvador del mundo, pero eso no les hace salvos.

2. LA HISTORIA DE LA REDENCIÓN CONDUCE A JESUCRISTO.
   Detrás de la fe en Cristo a la que Pablo está llamando, se encuentra una larga historia de la redención que Dios está dirigiendo con su pueblo Israel. Dios llamó a  Abraham, padre de la nación judía para ser depositario de la promesa de bendición para Israel y para el mundo entero. La bendición incluía promesas temporales y eternas, así como la obligación de obedecer su ley.

   Israel se multiplicó en Egipto y fueron esclavizados, pero Dios los liberó con su poder. En Sinaí les dio sus leyes, civil, moral y ceremonial.

   Todo el sistema legal de Moisés, junto con sus oficiales, tipos y eventos milagrosos, apuntaban a la llegada del Mesías, Jesucristo.

3.  LA JUSTICIA POR LA OBEDIENCIA ES UN ENGAÑO.
   Cuando hemos viajado por carretera, todos hemos leído una advertencia que dice “RESPETE LAS SEÑALES”. Las señales son factores que nos brindan seguridad para llegar a nuestro destino. Las trampas del coyote para atrapar al correcaminos incluye el cambio de señales para desviarlo hacia la muerte.

   Satanás engaña al hombre haciéndole pensar que es posible conseguir la justicia para la salvación por medio de obedecer la ley. Lo cual es absolutamente imposible.

   Pablo se deshacía interiormente al ver a su pueblo corriendo hacia el despeñadero engañados por su falsa esperanza.

4.  LA JUSTICIA POR FE SE OBTIENE POR GRACIA.
   Los judíos de la época de Jesús tenían una falsa impresión de los que Cristo significaba para su doctrina. Pensaban que Jesús había desechado la ley, y que seguirle a Él era tirar a la basura la ley de Dios. Pero Pablo toma el desafío de convencerles con la Escritura que era todo lo contrario: Cristo es el fin y el cumplimiento de la ley. Jesús permaneció y enseñó el verdadero significado de la ley; los judíos habían interpretado equivocadamente la ley y la estaban usando incorrectamente.

   Al ignorar la fe en un Mesías, requerida por la ley, la llegada del Mesías les era algo extraño, un tropezadero y causa de caída.

5.  JESÚS CUMPLE LA LEY Y NOS CONCEDE SU JUSTICIA.
   Es creyendo en Cristo y su obra redentora como realmente cumplimos la ley. Confesarlo con nuestros labios y creyendo en  su muerte y resurrección en nuestro corazón es como obtenemos la salvación.

   La misma ley presupone la gracia de Dios, que produce fe, para poder obedecer la ley (Dt. 30:6), que de otra manera sería imposible.

   Jesucristo es el único que pudo cumplir la ley, y ahora es por la fe en Él que se nos otorga su justicia, y es por el poder del Espíritu Santo que se nos capacita para vivir una vida de obediencia en  gratitud (Ro. 8:4).

6.  LA ÚNICA FE SALVADORA BROTA DEL CORAZÓN.
   Todo verdadero creyente no puede alegar que las demandas de la ley son imposibles, tanto como llegar al cielo, o descender a las profundidades de la tierra, no, Jesucristo, la Palabra de Dios, y el cumplimiento de la ley, ha hecho lo imposible y ahora está junto a nosotros para entregarnos la salvación.

  Ha vivido en la tierra, ha descendido al sepulcro, ha subido al Padre, ha regresado en su resurrección, ha ascendido en carne al trono de Dios, y está con nosotros por medio de su Santo Espíritu para darnos salvación.

   Creer en el corazón que Dios levantó a Cristo de los muertos, es mucho más que saber del hecho, que conocerlo como el Salvador del mundo. Es creer que Dios me ama, que envió a su Hijo para hacer lo que yo no podía, que está conmigo y me conduce al gozo eterno.


Pastor Moisés Brito Valeras

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