1 1. DIOS ES ORÍGEN Y SUMA DE TODO BIEN
“Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios.” Mc. 10:18
“Alma mía, dijiste a Jehová: «Tú eres mi
Señor; no hay para mí bien fuera de ti.»” Sal. 16:2
“¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?
Y fuera de ti nada deseo en la tierra.” Sal. 73:25
¿Quién será la persona que el mundo considera que ha sido la más buena
en la historia? Entre los nombres propuestos aparecen Teresa de Calcuta,
Gandhi, Juan Pablo II, Martin Luther King, Nelson Mandela, la virgen María.
Pero estoy seguro que si alguien les hubiera hecho esa pregunta a esas
personas, nunca hubieran aceptado serlo. No obstante, aun tomando la bondad de
la persona más buena del mundo, no sería comparable con la bondad de Dios.
La bondad de Dios es: insondable, eterna, invariable, pura, inagotable,
infinita, inmutable. Nuestra bondad es una chispa, la de Dios es un incendio;
nuestra bondad es una gota, la de Dios es un océano; nuestra bondad es un
mundo, la de Dios es un universo; nuestra bondad es una sombra, la de Dios es
el cuerpo que proyecta la sombra. Nosotros tenemos bondad, Dios es BONDAD.
2. SU BONDAD SE REVELA EN TODAS SUS OBRAS
“Y vio Dios todo cuanto había hecho, y era
bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana del sexto día.” Gn. 1:31
“Toda buena dádiva y todo don
perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay
mudanza ni sombra de variación.” Stg. 1:17
Ninguna cosa que recibamos de Dios será mala. Él no puede hacer cosas
malas. Sus decretos, sus consejos, sus leyes, su providencia, sus juicios, sus
castigos, las pruebas que nos manda, todo es bueno. El cielo, los astros, los
mares, los bosques, las mariposas, las aves, todo lleva este sello: HECHO POR
DIOS. Ayer me platicaba un joven que su tesis consistía en describir el
mecanismo de un brazo robótico, pero que es sumamente complejo y sólo sirve
para aplicaciones muy específicas. ¿Se imagina la mente de Dios, para crear
nuestro brazo para con tantas funciones, sin grandes motores, sin microchips y
sin tanto cablerío? Es una maravilla, refleja la bondad de Dios.
3. SU BONDAD ES EL BALANCE DE SU JUSTICIA
“Porque juicio sin misericordia se hará con
aquel que no haga misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” Stg. 2:13
Si Dios hubiera ejecutado su sentencia inmediata y completamente sobre
Adán después de haber pecado, Él permanecería justo y santo. Pero, por su
naturaleza bondadosa decidió aplicar su misericordia y permitir un camino para
la salvación. Gracias a su bondad las sociedades más pecaminosas no son
exterminadas, sino que Dios les concede tiempo y oportunidades para
arrepentirse. Toda la historia de la humanidad está entretejida con la justicia
y la bondad de Dios. Haga un balance y verá que generalmente cada criatura
reciba más bien que males. David dijo: “No ha hecho con nosotros conforme a
nuestras maldades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados” (Sal 103:10).
4 4. SU BONDAD APACIGUA NUESTRA ANGUSTIA
“Jehová
es bueno, fortaleza en el día de la angustia, y conoce a los que en él
confían.” Nah. 1:7
Sólo Cristo podría haberse quejado por sus sufrimientos, pero no lo
hizo. De allí en fuera, nadie tiene razón para quejarse de ningún sufrimiento,
porque la paga del pecado es sufrimiento, enfermedades, tragedias, castigo,
infierno y tormentos eternos. Sin embargo, ningún creyente en Jesucristo sufre
más para pagar sus pecados; ninguna condenación hay para los salvos. Ahora sus
aflicciones son para perfeccionarnos en la obediencia, para limpiarnos y
transformarnos a la imagen de su Hijo Jesucristo.
Si Dios no castigara el pecado
¿sería Él bueno? En nuestras angustias podemos tener tranquilidad porque
sabemos que Dios es bueno, y sólo cosas buenas permite que nos pasen.
5. SU BONDAD LLENA LA VIDA DE PLACERES
“Bueno es Jehová para con todos, y sus
misericordias sobre todas sus obras.” Sal.
145:9
Si usted tiene una mascota en casa, tal vez se ha preguntado si es feliz
comiendo una sola clase de alimento toda su vida; si es feliz al pasar su vida
en esa jaula, en esa caja, o en ese patio; o si es feliz viviendo solita sus 18
años de existencia. Compare esa vida con la de usted: Cuánta variedad de comida
saborea (frutas, verduras, cereales, semillas, lácteos, frutos secos, carnes,
tubérculos); cuántos lugares ha visitado (desiertos, selvas, cañones, montañas,
playas, grutas, bosques, pueblos pintorescos, ciudades con rascacielos,
paisajes de acantilados); cuántas actividades se incluyen en su agenda; cuántas
sensaciones, olores, colores, sabores, imágenes, sonidos y encantos complacen
sus sentidos. ¿Por qué? Porque Dios es bueno.
6. SU BONDAD RESPLANDECE EN LA REDENCIÓN
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros,
nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia
ustedes han sido salvados! Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos
hizo sentar con él en las regiones celestiales, para mostrar en los tiempos
venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre
nosotros en Cristo Jesús.” Ef. 2:4-7 (NVI)
Fue la bondad de Dios la que motivó que Cristo viniera al mundo, que
naciera como un pequeño bebé, que viviera en la aldea de Nazaret, que sufriera
durante toda su vida y muriera en la cruz. Por su bondad nos ha dejado el
evangelio, nos espera hasta que decidimos convertirnos, perdona nuestros
pecados y escucha nuestras oraciones. La bondad y la justicia de Dios brillan
en la cruz de Cristo.
7 7. SU BONDAD NOS URGE A LA CONVERSIÓN
“¿O menosprecias las riquezas de su benignidad,
paciencia y generosidad, ignorando que su benignidad te guía al
arrepentimiento?” Ro.
2:4
Si las pruebas de la vida son los gritos de Dios, sus bondades son sus
constantes charlas con nosotros. Es el modo amable en que intenta convencernos
de la felicidad que hay en su amor. Todo lo bueno de la vida dirige nuestra mirada
hacia los brazos abiertos de Dios esperándonos como el padre a su hijo pródigo.
La belleza de una flor, la risa de un bebé, el canto de las aves, la caricia de
la brisa, el beso de un ser amado, todo nos conduce hacia la reconciliación con
Dios por medio de la fe y el arrepentimiento. Es una necedad esperar
arrepentirnos de nuestros pecados y buscar a Dios hasta que el dolor toca la
puerta de nuestra casa. Es una pena que el oído de Dios escuche más quejas que
alabanzas de gratitud, más blasfemias que peticiones de perdón.
La Biblia dice: ¡Buscad a Jehová
mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano! (Is. 55:6).
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