Juan 15:1-17
»Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé más fruto todavía. 3 Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. 4 Permanezcan en mí, y yo permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en mí.
5 »Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. 6 El que no permanece en mí es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. 7 Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran, y se les concederá. 8 Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis discípulos.
9 »Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho esto para que tengan mi alegría y así su alegría sea completa. 12 Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.13 Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos.14 Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. 15 Ya no los llamo siervos, porque el siervo no está al tanto de lo que hace su amo; los he llamado amigos, porque todo lo que a mi Padre le oí decir se lo he dado a conocer a ustedes. 16 No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre. 17 Éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros.
Renovemos nuestro compromiso con la
misión que Cristo dio a su iglesia. Cada uno de nosotros debe responder al desafío de vivir una vida íntegra en el reino de Dios.
Esta
semana (Julio 2015) nuestro pequeño nieto que nació de seis meses, y que es conservado en
una incubadora, dejó de respirar en varias ocasiones en un mismo día. Hay bebés que en las mismas circunstancias no sobreviven. Nuestra alma se mantuvo en un hilo. Pero nuestra reflexión es que si Josiah
Alexander tiene una misión que desarrollar en este mundo, la muerte no podrá
retenerlo. Dios lo revivirá cuantas veces sea necesario.
No
habrá satisfacción más grande en la vida, que llegar ante nuestro supremo Redentor
y decirle con alegría: “¡Misión cumplida!”
1. LA ALEGRÍA DEL
MUNDO.
El propósito final que Dios tiene al
relacionarnos con Cristo como las ramas a una vid es que logremos la alegría
del mundo. La vid está muy relacionada con la alegría. La tierra prometida era
un próspero viñedo. El cereal y el mosto eran los principales productos de su
suelo. La vid y la higuera eran su característica vegetación. El “sueño
israelita” era sentarse bajo su propia vid. La mujer ideal es comparada con una
vid (Sal. 128:3).
La vid espiritual instalada en el mundo (es decir Cristo y su iglesia) es
la oportunidad para que los elegidos de Dios se injerten en Cristo y
experimenten la alegría de la comunión con Dios.
Nuestra misión es comunicar la vida que se
experimenta en Cristo.
2.
LA LIMPIEZA DE LA VID
El secreto para que una vida pueda producir en
abundancia es la limpieza. Siendo la vid una propiedad de Dios Padre, su tarea
permanente es limpiarla de plagas, de lodo, y de ramas secas. Cada año tiene
que podarla. El instrumento que Dios utiliza para limpiar su vid es la Palabra
escrita.
La misión de nuestra iglesia es conservar la
Palabra, compartirla con diligencia, y cuidar que todos los miembros de esta
iglesia andemos de acuerdo a ella. El pecado hace que una iglesia fracase,
pierda su belleza y se vuelva una vid estéril.
3. LA INTERDEPENDENCIA
DE LAS RAMAS
En el umbral de su partida el Señor está
mostrando su deseo de que sus seguidores permanezcan juntos. Esta es una de las
tareas más difíciles de cualquier grupo de creyentes. Somos tan diversos que
nuestro ego nos induce a buscar solo iguales. Cristo ha decidido no permanecer
como un tronco con racimos de uva alrededor. Ha decidido valerse de ramas,
todas ellas diferentes. Todas ellas necesarias para su propósito.
Nuestra misión es lograr que todos
permanezcamos juntos conectados con Cristo y con el propósito de lograr juntos
la mayor producción que honre a Dios. El resultado es proveer al mundo un
alimento que dé vida.
Alabe a Dios por todas las ramas que Dios
está injertando en Cristo.
4. LA UNIÓN QUE DA LA
VID
Hay una gran cantidad de cosas que tenemos en
común para lograr la unidad que Cristo espera. Todos estamos unidos a Cristo.
Todos somos ramas en tanto que permanecemos en Cristo. Nuestra felicidad
consiste en producir fruto. Todos estamos dispuestos a ser limpiados con la
Palabra de Dios. Aceptamos ser una rama entre muchas y muy variadas. Nos
esforzamos por crecer para tener una mayor posibilidad de dar fruto. Procuramos
tener la mayor flexibilidad para no quebrarnos en el proceso de producir el
mayor fruto. Somos humildes para recibir apoyo por medio de soportes para no
rompernos.
Esta comunión de vida nos hace hermosos a la
vista de nuestro Creador.
5. LA ALEGRÍA DE LA VID
Cristo enfoca nuestra meta en la gloria de
Dios. Llevar mucho fruto para que nuestro Padre sea glorificado. La gloria de
Dios y el gozo nuestro están íntimamente vinculados. Nuestro gozo no radica en
el hecho de que Dios nos haga una iglesia grande, nuestro gozo consiste en el
hecho de que, en Cristo, Dios nos ha hecho libres para adorarlo eternamente.
La adoración es el tiempo en que le
expresamos a Dios que él es nuestro primer amor. No venimos a buscar a Cristo
como el sirviente que satisfaga nuestros caprichos; venimos a rendirnos como
sus sirvientes para exaltarlo como el Dios Creador, Redentor y Señor.
Nuestra misión la resumimos en estas
palabras:
Proclamar,
Educar,
Servir,
Convivir y
Adorar.
Pastor Moisés Brito Valeras