1 Pablo,
apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo
Jesús que están en Éfeso: 2 Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo les
concedan gracia y paz.
Bendiciones espirituales en Cristo
3 Alabado
sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones
celestiales con toda bendición espiritual en Cristo. 4 Dios
nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin
mancha delante de él. En amor 5 nos predestinó para ser adoptados como hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el buen propósito de su voluntad, 6 para
alabanza de su gloriosa gracia, que nos concedió en su Amado. 7 En
él tenemos la redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados,
conforme a las riquezas de la gracia 8 que
Dios nos dio en abundancia con toda sabiduría y entendimiento. 9 Él
nos hizo conocer el misterio de su voluntad conforme al buen propósito que de
antemano estableció en Cristo, 10 para llevarlo a cabo cuando se cumpliera el tiempo:
reunir en él todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra.
11 En
Cristo también fuimos hechos herederos, pues fuimos predestinados según el
plan de aquel que hace todas las cosas conforme al designio de su voluntad, 12 a
fin de que nosotros, que ya hemos puesto nuestra esperanza en Cristo, seamos
para alabanza de su gloria. 13 En él también ustedes, cuando oyeron el mensaje de
la verdad, el evangelio que les trajo la salvación, y lo creyeron, fueron
marcados con el sello que es el Espíritu Santo prometido. 14 Éste
garantiza nuestra herencia hasta que llegue la redención final del pueblo
adquirido por Dios, para alabanza de su gloria.
1. ALABAR A DIOS POR LA GRACIA DEL PADRE
Nerviosa,
pero emocionada, Laura se subió a un kayak individual para experimentar una
travesía de rafting en unos rápidos.
Después de sujetarse a la canoa, se lanzó por el río con un grupo de guías y de
aficionados a los kayaks. Laura se puso aún más nerviosa cuando vio las
cascadas que estaban por delante. De pronto, cuando el kayak voló por el aire y
cayó en los rápidos, se volcó. Le habían enseñado cómo salir rápidamente en
caso de que eso sucediera. Sin embargo, al estar de cabeza, bajo el agua, se
desorientó y no pudo encontrar la barra para liberarse. Justo cuando se
preparaba para encontrarse con Dios, la ayuda llegó y se salvó. Su corazón se
desbordaba de gratitud por haber sido salvada de una muerte segura.
El apóstol Pablo comienza su carta a los Efesios abriendo su corazón en
una profusa exclamación de alabanza por la salvación que el Padre Eterno en su
gracia le concedió. Su canción de gratitud nos enseña la misión más alta de la
iglesia, que es la de alabar al Trino Dios por la obra maravillosa de
redención. No hay tarea más gratificante y gozosa que alabar a nuestro Padre,
porque Él: nos bendijo sin medida, nos escogió de entre los perdidos, nos
predestinó para su gloria, nos hizo aceptables a Él, derrochó su sabiduría en
nosotros, nos reveló su voluntad y nos hizo coherederos con su Hijo Jesucristo.
Hay sobrada razón para que la iglesia estalle en gloriosa alabanza a Dios.
2. ALABAR A DIOS POR LA REDENCIÓN DEL HIJO
En 2014 se proyectará la película “Los 33”, que
protagonizarán Jennifer López y Antonio Banderas. El filme narra la historia de los 33 mineros rescatados en
2010 de la mina “San José”, en Copiapó, Chile. ¿Por qué esta historia ha captado
la atención de la humanidad? Porque en muchos sentidos representó un desafío
inmenso para el rescate. En primer lugar fue un milagro de vida, y después, una
proeza humana. La estrella del salvamento se llama “La cápsula Fénix”, un artefacto de 4 mts. De altura por 53 cms. de
diámetro; con ella se rescatarían a 33 mineros, que estaban a 700 mts. bajo
tierra, que llevaban 70 días sepultados y para ello había que atravesar varias
capas de dura roca. En ella, uno a uno, los mineros fueron trasladados de la
muerte a la vida.
Pablo alaba al Señor porque en Cristo hemos
sido trasladados de la prisión del pecado al reino de Dios; es en Cristo en
quien fuimos bendecidos espiritualmente, escogidos para ser salvos,
predestinados a la vida eterna, aceptados por Dios, perdonados para siempre,
recibimos la herencia eterna, tenemos esperanza y fuimos sellados por el
Espíritu Santo.
3. ALABAR A DIOS POR EL SELLO DEL ESPÍRITU
¿Qué garantía tenemos de que nuestra elección
sea permanente, que la adopción será
incondicional, que el perdón de nuestros pecados es definitivo y que nuestra herencia está segura?
Dios
nos puso su marca con el sello que es su Espíritu Santo. En una sociedad de
mentiras, infidelidad, traiciones y deslealtad, el corazón humano necesita un
fundamento que le brinde seguridad.
Jean
– Paul Sartre, filósofo ateo del siglo pasado, murió desesperado buscando seguridad.
En 1980, débil por la enfermedad escribió: “Vuelve
a tentarme la desesperación: la idea de que esto no acabará nunca, que no hay
meta, que sólo hay pequeños fines particulares por los que nos batimos. Se
hacen pequeñas revoluciones, pero no hay un final humano, no hay algo que
interese al hombre, sólo hay desórdenes... Ese pensamiento llega a tentarte sin
cesar, sobre todo cuando uno es viejo… En cualquier caso, el mundo parece feo,
malo y sin esperanza. Eso es la desesperación tranquila de un viejo que morirá
dentro de él. Pero justamente resisto y sé que moriré en la esperanza, pero
esta esperanza necesita un fundamento.”
La
base de seguridad que Dios nos dio para garantizar la completa posesión de
nuestra herencia, es la presencia permanente de su Santo Espíritu con nosotros.
El Espíritu es el custodio fiel del pueblo que Dios adquirió con la sangre de
su Hijo.
4. ALABAR A DIOS POR TODA SU BENDICIÓN
Vivimos
en una nueva realidad, en un estado de nueva vida. Pablo desarrollará en seis
capítulos lo que aquí toca ligeramente. Tenemos la vida eterna, somos hijos
adoptivos de Dios, hemos resucitado con Cristo, estamos sentados en lugares
celestiales con Cristo, somos un pueblo amado por Dios y somos la comunidad con
puertas abiertas para que el mundo se una a la sinfonía de la adoración a Dios.
El evangelismo, la labor social, la
mayordomía, la educación cristiana, son medios para alcanzar el verdadero fin.
Son estrategias locales y temporales para alcanzar la verdadera misión de la
iglesia: que “seamos para alabanza de su gloria”.
Decida
hoy: “Señor, quiero vivir una vida para la
alabanza de tu gloria; que cuando vaya a trabajar, mi trabajo sea una manera de
alabar tu gloria; quiero que mi matrimonio sea para alabanza de tu gloria;
quiero que mi carrera, la desarrolle de tal modo que sea para alabanza de tu
gloria; quiero que todos mis logros sean para alabanza de tu gloriosa gracia.
En Cristo, Amen”
Pastor Moisés Brito Valeras
Pastor Moisés Brito Valeras
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