1Amados hermanos, ésta es la segunda carta que les escribo, y en ambas los he animado a tener presentes, con su mente pura, 2 las
palabras que antes pronunciaron los santos profetas, así como el
mandamiento que el Señor y Salvador nos ha dado por medio de los
apóstoles. Recuérdenlo. 3 Pero antes deben saber que en los días finales vendrá gente blasfema, que andará según sus propios malos deseos 4 y
que dirá: «¿Qué pasó con la promesa de su venida? Desde el día en que
nuestros padres murieron, todas las cosas siguen tal y como eran desde
el principio de la creación.» 5 Pero
con toda intención se olvidan de que, desde la antigüedad, fueron
creados los cielos por la palabra de Dios, lo mismo que la tierra, la
cual proviene del agua y subsiste por medio del agua. 6 Por eso el mundo de entonces fue destruido por una inundación. 7 Pero
esa misma palabra ha reservado los cielos y la tierra que ahora
existen; los ha guardado para el fuego en el día del juicio y de la
destrucción de los hombres perversos.
La
Palabra de Dios es la Palabra de Dios. Su Palabra revela su Mente, su Plan de
salvación, sus juicios contra los malos, sus promesas para sus elegidos. Su
carácter, sus principios morales, sus hechos gloriosos y sus decisiones
inmutables.
Necesitamos
leerla para conocerlo, creerla para ser salvos, estudiarla para ser sabios,
practicarla para ser santos, predicarla para que otros sean salvos. Es luz que
dirige, pan que sostiene y consuelo que fortalece. Es el mapa del viajero, el
bastón del peregrino, la brújula del navegante, la espada del soldado y la
carta magna del cristiano.
En la
Palabra de Dios encontramos la Puerta al paraíso y las Señales que advierten
del infierno. Ella explica el universo, está en su origen y su final, lo
sostiene y lo dirige, está en su fundamento y su meta última. Su sustancia es
Cristo y la Gloria de Dios su razón de ser.
1. CONOCEMOS
A DIOS POR LOS ENCUENTROS CON ÉL
Pedro
se había encontrado de frente con la Palabra viva, y desde entonces
reverenciaba la Palabra de Dios.
Mi
Primer encuentro con Dios y su Palabra fue cuando estaba en la Preparatoria. Me
di cuenta de que sus respuestas a mis preguntas eran de mayor peso que las
preguntas que me dejaba sin resolver. En cambio, las respuestas que el mundo me
daba eran de menor peso que las preguntas que me dejaba sin resolver. Decidí,
que aunque la Biblia no me ofreciera todas las respuestas de la vida, era más
seguro confiarle mi corazón a ella que al mundo. Allí comenzó Dios a
transformar mi carácter, un trabajo que le ha llevado muchos años. Pero no
estoy solo en esa experiencia, lo mismo puedo ver en Pablo camino a Damasco,
Jacob en el valle de Jaboc, Isaías en el Templo y Moisés en Horeb y Pedro en la
pesca milagrosa.
2. CONOCEMOS
A DIOS POR CONFRONTARNOS CON SU PALABRA.
Pedro
determinó que sus experiencias con Cristo eran maravillosas, pero que la
Profecía era más confiable. Las palabras de los profetas y apóstoles eran el
fundamento confiable para la vida. La Palabra de Dios ha soportado los embates
de la ciencia, la razón, los sentimientos y la moral, y ha demostrado ser
imperecedera.
Mi
segundo encuentro con Dios y sus Palabra fue en mis estudios en el Seminario. Tenía
serios problemas con las doctrinas de los decretos de Dios y la predestinación.
Pensaba que estas doctrinas distorsionaban a Dios y me presentaban una
caricatura de lo que yo concebía como Dios. Me burlé de mi profesor y lo
desafié públicamente. Pero una noche después estaba de rodillas pidiéndole
perdón a Dios y aceptando la autoridad de Su Palabra. Allí tuve un encuentro
con el Dios soberano, el que hasta ahora confieso como mi Salvador.
3. CONOCER
A DIOS DA SENTIDO A NUESTRA VIDA
Recientemente
Univisión Noticias publicó la noticia sobre Catarina Migliorini, una estudiante
brasileña de 20 años, que vendió su virginidad en una subasta en línea por 780
mil dólares, como parte de un documental organizado por un cineasta australiano.
Fue objeto de 15 ofertas de hombres de Brasil, India, Australia y Estados
Unidos. El ganador, fue un japonés identificado únicamente como Natsu.
Cuestionada por esta decisión, contestó: "Es más sensato que hacerlo
borracha en una fiesta con un desconocido". Acusada de actuar como
prostituta, ella contestó: "Yo considero que se trata de un negocio. Tengo
la oportunidad de viajar, de ser parte de una película, y de tener una
bonificación por ello". Respecto al dinero, dice que una cantidad será
para pagar sus estudios y otra para construir casas para los pobres en su
pueblo natal.
Si no
conocemos a nuestro Creador y su carácter, el ser humano se convierte en un
objeto, un producto, utilería desechable, un cliente, un medio para prosperar,
un peón en nuestra tabla de ajedrez. Los valores humanos sólo pueden ser
reconocidos en una sociedad donde se reconoce la autoría divina del ser humano.
Donde se reconoce a un Dios personal, supremo, inteligente y con propósitos
santos.
4. LA
CREACIÓN REVELA EL CARÁCTER DE NUESTRO PADRE
El
universo es un testigo sobre el carácter paternal y soberano de Dios. Génesis 1
nos dice que Dios creó el mundo de la nada. Es decir, antes del comienzo ¿qué
había? Nada. Los cuentos de reyes comienzan diciendo “había una vez…”, pero
Génesis comienza diciendo: “Dios, en el
principio…creó”. ¿Cómo creó? Solo por medio de su Palabra: “Y dijo Dios: «¡Que exista la luz!» Y la luz
llegó a existir.” (Gn. 1:3). San Agustín acuñó el concepto de “Imperativo
Divino” para hablar del carácter creativo de su Palabra. En latín se dice “el
Fiat”, una orden, un comando, una instrucción, un mandato. Como una computadora
para nosotros. Con una orden Dios hace que las cosas existan, que sucedan. Saca
agua de la roca, levanta los muertos, origina una concepción, despierta un corazón.
Su Palabra expresa el poder, la sabiduría, la santidad y la autoridad de
nuestro amoroso Padre.
5. LA
CREACIÓN REVELA LA PREPOTENCIA DE SU PALABRA
¿Qué
es la casualidad? Según La Real Academia Española es una “combinación de
circunstancias que no se pueden prever ni evitar.” ¿Y qué será eso que llaman “NADA”?
Esa es una pregunta que nos lleva a un callejón mental sin salida. Usted dice:
“Gracias” y le contestan: “No es NADA”. Usted escucha un escandaloso ruido
arriba y de pronto ve bajar a su pequeño hijo con los ojos como semáforos y le
pregunta: “¿¡Qué hiciste!?”, y él le da la respuesta que usted ya espera:
“¡NADA!”. Los filósofos Hegel y Sartre dijeron que la “nada” era una “cosa”.
Luego entonces ya no era nada. La mayoría de los diccionarios define la “nada”
como: “Falta total de cualquier ser o de cualquier cosa”.
Hay
científicos modernos que aseguran que el mundo fue hecho por la NADA. Que
surgió de la CASUALIDAD. ¿Sabe? Se necesita más fe para creer en esta milagrosa
teoría que para creer en el acto creador de Dios. Pero Jesús dice: “Las palabras que les he hablado son
espíritu y son vida.” (Jn. 6:63). En su primera carta el apóstol Pedro
dice: “Pues ustedes han nacido de nuevo,
no de simiente perecedera, sino de simiente imperecedera, mediante la palabra
de Dios que vive y permanece.” (1 Pedro 1:23). Los que han nacido de nuevo
no tienen ningún problema en aceptar que todo existe por la Palabra prepotente
de Dios.
6. CONOCER
AL PADRE DEFINE NUESTRA CONDUCTA
Recuerde
como comienza la Biblia: “Dios, en el
principio…”. Dios y nada más. Dios sin universo. Cuando Dios y sólo Dios
ES. El “YO SOY”. Ese pensamiento nos inspira reverencia, admiración, adoración,
entrega. San Agustín sabía que se necesitaba Alguien con poder para crear el
mundo. Un Dios amoroso, inteligente, un ser personal. Muchos de nosotros
necesitamos convertirnos al Padre. No solo conocer a Jesús, sino también
relacionarnos con nuestro Padre eterno. El Señor nos da la clave para saber
vivir en su mundo: “Sean ustedes santos,
porque yo, el Señor, soy santo, y los he distinguido entre las demás naciones,
para que sean míos.” (Lv. 20:26). La Escritura nos muestra un Dios santo al
que toda la raza humana debería santificar. Eso nos enseña el Señor Jesucristo
como la primera petición del Padre Nuestro.
Conocer
a Dios afectará toda nuestra vida: nuestro concepto de nosotros mismos,
nuestros principios morales, nuestro concepto del mundo, nuestra actitud hacia
los demás. También nuestra respuesta a su Palabra prepotente.
Dan
Woolley, es un cineasta americano que se encontraba en Puerto Príncipe haciendo
un documental sobre la pobreza en Haití, cuando el terremoto de hace dos años
lo sepultó bajo el Hotel Montana donde se encontraba alojado. Quedó sumergido
bajo los escombros de seis pisos en completa oscuridad.
Utilizando
la luz de una cámara fotográfica que tenía pudo iluminar su entorno y
resguardarse en el hueco de un elevador, con su iPhone pudo ver las heridas que
tenía en su pierna y la cabeza. Después, con una aplicación médica que tenía en
su iPhone diagnosticó su pie roto y detuvo la hemorragia que tenía en su pierna
y su cabeza. Además se informó que dadas sus circunstancias estaba en peligro
de caer en shock, así que programó una alarma que lo despertara cada 20
minutos. Fue rescatado de entre los escombros, luego de permanecer allí 65
horas.
¿Por
qué sobrevivió Dan? Primero, porque su primer recurso fue la oración; segundo,
porque según sus palabras, Dios le dio en las manos los recursos que pudiera
utilizar para sobrevivir; y tercero, por el amor que lo tenía ligado a su
familia.
La
manera en que Dios rescata al hombre de la muerte eterna, es por medio de la luz
de su Palabra, y por medio de la aplicación del evangelio del Señor Jesucristo.
Pastor Moisés Brito Valeras
Pastor Moisés Brito Valeras
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