No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.
Gálatas 6: 7- 10
Pbro. Moisés Brito Valeras
Nada es más suave y al mismo tiempo tan
fuerte como el agua, que fluye firme y lentamente, con la sabiduría de tener el
mismo destino del hombre: SEGUIR ADELANTE (Anónimo).
El agua acaricia suavemente nuestra piel, pero con su constancia puede romper una roca, derribar montañas y abrir grandes canales.
Hoy hablaremos del cansancio de hacer el bien y cómo vencerlo.
Sigamos este acróstico: A. D. E. L. A. N. T. E.
1. A GRADE AL JUEZ JUSTO
Los gálatas se habían cansado de su vida en Cristo. Por alguna razón
habían cedido a las presiones de los judaizantes y habían vuelto al ritualismo
mosaico. Pablo ve con asombro esta actitud y los exhorta a seguir adelante en
su fe en Cristo. Los insta a dejar su carnalidad y crecer en la obediencia al
Espíritu Santo.
Pablo nos recuerda que fijemos
nuestra mirada en el Juez que todo lo sabe, que no es olvidadizo ni corrupto,
quien finalmente castigará o premiará nuestras obras. Con Dios no podemos
simular que hacemos el bien. No podemos imitar a otros y engañarlo. Él conoce
nuestras intenciones y motivaciones.
Pero debemos recordar que es un
Dios lleno de amor, y que se complace en el servicio que sinceramente le
brindan sus hijos.
2.
D ECIDA QUÉ COSECHA RECIBIRÁ
Sólo hay dos posibles clases de
cosecha: destrucción o vida eterna. No hay mucho que pensar.
La gente piensa que hay muchas
opciones: un cielo aburrido, un infierno divertido, la encarnación, o la
extinción completa. Pero el único libro que dice –y prueba- ser la Palabra de
Dios, solo nos da estas dos opciones: el infierno o el paraíso; la condenación
eterna o la vida eterna; la muerte o la vida.
Estas realidades están al final
del camino, pero sus poderes ya están presentes. Durante esta vida podemos
echar mano de la vida eterna, o sufrir los efectos de la ira de Dios. Sus
juicios ya están presentes.
Ambas recompensas implican dos
aspectos: la calidad de la recompensa y la cantidad del tiempo de la
recompensa. En cuanto a la calidad su contraste es absoluto, en cuanto a su
duración serán iguales. Es destrucción eterna (2 Ts. 1:9) o vida eterna. Escoja
la cosecha que desea.
3. E SCOJA LA SEMILLA APROPIADA
Dependiendo
de la cosecha que decidimos recibir, es la semilla que debemos sembrar. Sembrar
para la carne trae destrucción; sembrar para el Espíritu trae vida eterna.
Sembrar para la carne significa que nuestra
naturaleza pecaminosa obtiene la libertad para expresarse en blasfemias,
mentiras, rencor, embriaguez, chismes, venganza, pereza, cobardía, hechicería,
preocupación, y toda malicia.
Sembrar para el Espíritu significa
permitirle al Espíritu Santo que manifieste los poderes de la vida eterna
mediante la obediencia, la honestidad, el servicio, el gozo, la templanza, la
paz y todo el fruto de la gracia.
Es obvio que
Dios nos indica que sembremos para el Espíritu, alimentándonos con la Palabra
del Espíritu, sometiéndonos al régimen del Espíritu, cultivando las virtudes
del Espíritu, ejerciendo los dones del Espíritu y edificando con diligencia el
templo del Espíritu, su Iglesia.
4. L ABRE SU PROPIO TERRENO
El contexto enfatiza la responsabilidad
personal. Dios no nos juzgará por grupos o familias. Es emocionante formar
parte de una iglesia, un círculo de oración, una sociedad o una red social.
Pero el juicio es personal.
“Cuídese cada uno”, “cada cual examine su
propia conducta”, “que cada uno cargue con su propia responsabilidad”, “cada
uno cosecha lo que siembra”, “no se compare con nadie”. Esta es una de nuestras
debilidades. Estarnos siempre comparando con los demás. Pero siempre habrá unos
atrasados en su madurez y otros muy avanzados. La única comparación legítima
debe ser con Cristo.
El texto nos pone los siguientes estándares:
1) ¿Está Dios contento con mi labor? 2) ¿Estoy sembrando para una gran cosecha?
3) ¿Estoy utilizando la semilla apropiada? Y 4) ¿Estoy aprovechando todo el
terreno disponible para sembrar?
Deje de
fijarse en el cultivo ajeno, ocúpese del propio. Dios no le pedirá cuenta del
cultivo de otro, ni le premiará por el cultivo ajeno.
5. A CEPTE EL
TIEMPO DE DIOS
La cultura nos incita a buscar satisfacción
rápida. Comida exprés, lavandería exprés, fotografía exprés, sermones exprés,
internet exprés, etc. La paciencia no es una virtud apreciada.
La falta de una recompensa inmediata nos
provoca cansancio y hastío. Pero Pablo nos dice que “a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”.
A su debido tiempo la paciencia de Abraham
fue recompensada con un hermoso hijo; a su debido tiempo la paciencia de Job
fue premiada con hijos, bienes y salud; a su debido tiempo Noé fue honrado por
Dios al recibir la lluvia del cielo y poder subir a la seguridad del arca; a su
debido tiempo muchas mujeres estériles vieron su oración contestada al cargar
en sus brazos el fruto de su vientre; a su debido tiempo Nehemías miró con
satisfacción el muro terminado después de persistir, en medio de problemas,
carencias, cansancio y acechanzas.
Acepte el tiempo determinado por Dios para
recibir la cosecha.
6. N IÉGUESE A DARSE POR VENCIDO
Aceptemos que
el cansancio es parte de nuestra debilidad. Como pecadores somos susceptibles
al enojo, el desánimo, la frustración y la renuncia a la fe.
Elías se cansó de hacer el bien y se
deprimió; Jonás de cansó de hacer el bien y huyó del ministerio; Pedro se cansó
de esperar que Cristo se defendiera de sus enemigos y lo negó; Judas Iscariote
se cansó de esperar los privilegios del reino de Cristo y lo traicionó; los
cristianos hebreos se cansaron de las burlas y la persecución religiosa y
volvieron a sus creencias antiguas.
Entender el
carácter de Dios, su plan de salvación y las preciosas promesas que Dios tiene
para su pueblo, nos ayudará a no darnos por vencidos.
Comprender el poder de nuestra naturaleza
pecaminosa, el engaño del mundo y la falsedad de las ofertas de Satanás, nos
llevará a perseverar en la batalla contra el mal y en la conquista de todo
suelo para el reino de Dios.
7 T RANSFORME EL MUNDO HACIENDO EL BIEN
¿Recuerda la historia del
vendedor de zapatos? Una vieja compañía norteamericana de zapatos mandó a un
representante de ventas a una isla del Pacífico para investigar si la empresa
podría vender zapatos allí. Después de unos días, el agente envió un breve
mensaje a las oficinas: “Aquí no hay mercado, la gente no usa zapatos”.
El gerente quiso verificar el
dato y envió a su mejor vendedor a la isla. A los pocos días, el segundo
vendedor llamó a la empresa muy emocionado y exclamó: “Envíenme un cargamento
de zapatos para mujeres y para hombres, de todas las medidas. Aquí nadie tiene
zapatos. Tenemos un gran mercado”.
Queridos hermanos, toda
necesidad es una oportunidad para invertir en los cielos haciendo el mayor bien
posible. Estamos en los negocios del reino, y cada buena obra es un tesoro que
acumulamos en el cielo.
8.
E xamine LAS PRIORIDADES DE DIOS
Muchos de nuestros errores se deben a que perdemos de vista las
prioridades de Dios en su obra. A veces tenemos las prioridades invertidas. Hay
que hacer bien a todos, pero especialmente a los de la familia de Dios. Su
prioridad es la familia de la fe. Como ésta hay muchas prioridades.
En cada situación tenemos que
preguntar: “¿Cuáles son tus prioridades Señor”? En la manera de manejar nuestro
tiempo; en el valor que damos a la familia; en la forma en que administramos
nuestro dinero; en el tipo de cosas que hacemos en el día del Señor; en el modo
en que atendemos a la gente.
¿Sabe? Dios tiene una familia en este planeta. Tiene un lugar donde Él
se siente en casa. Tiene amigos. Tiene una hermosa esposa que le espera en
casa, y es su iglesia. A ella tenemos que honrarla, hacerle bien y cuidarla de
todo ultraje. A Dios le interesa su salud, su crecimiento, su felicidad y su
unidad. Cumplamos los deseos de Dios.
“No es que ya lo haya conseguido
todo, o que ya sea perfecto.
Sin embargo, sigo adelante
esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí” Fil. 3:12.