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lunes, 2 de enero de 2012




 LA FE DE LA MUJER CANANEA
Pbro.  Moisés Brito Valeras
Mateo 15:21-28
21 Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón. 22 Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle:
   —¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.
 23 Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo:
   —Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros.
 24 Él, respondiendo, dijo:
   —No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
 25 Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo:
   —¡Señor, socórreme!
 26 Respondiendo él, dijo:
   —No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.
 27 Ella dijo:
   —Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.
 28 Entonces, respondiendo Jesús, dijo:
   —¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres.
   Y su hija fue sanada desde aquella hora.

INTRODUCCIÓN

  Alan y Penny McIlroy adoptaron a dos niñas. Adoptar niños es algo loable, pero no muy raro. Escoger niños para adoptarlos teniendo éstos necesidades especiales es algo más significativo, pero no único. Lo que destaca esta historia es la gravedad de los problemas de salud de los niños adoptados.
   Selena, la menor, es una recién nacida incapaz de ver, oír, hablar o moverse. Al nacer, la sobredosis de su madre afectó gravemente su cerebro. Alan y Penny la adoptaron a las siete semanas.
   Destiny, la mayor, le lleva por un año a su hermana. También yace en una cama, inmóvil y pasiva. No habla, y al igual que su hermana es alimentada por un tubo. Alan y Penny nunca escucharán sus voces, nunca las escucharán cantar en un coro, nunca las verán graduarse de una universidad. Nunca recibirán un beso de sus labios, nunca escucharán un "te quiero".
   ¿Qué clase de amor es aquel que adopta tragedias? Es la clase del amor de Jesús que busca a los que no tienen esperanza.

1.  JESÚS SALE A BUSCARNOS
"Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón." v. 21
“Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad.” Miqueas 5:2.

   Dios salió en busca de Adán después de que éste se rebeló; Dios descendió de su trono para detener la necia construcción de la torre de Babel; Dios salió a buscar a Ismael y su madre cuando éstos agonizaban en el desierto; Jesús salió de su cielo para venir a buscar al perdido; Jesús salió de su pueblo Nazaret para ir a llamar a sus discípulos; Jesús salió de Galilea para ir a buscar al paralítico en el estanque de Betesda; Jesús salió hacia Samaria porque le era necesario encontrarse con la mujer samaritana; Jesús  salió de los límites del territorio de Israel para atender a la mujer cananea. La navidad nos recuerda que el Redentor salió de su trono para buscarnos a usted y a mí.
   Nosotros también somos como Él en el mundo. No estamos para acomodarnos en nuestra zona de confort; hemos sido llamados a salir.

2.  JESÚS PROVEE LA SOLUCIÓN AL MAL
"Entonces una mujer cananea que había salido de aquella región comenzó a gritar y a decirle:
   —¡Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio." v.22
“Y por la fe en su nombre, es el nombre de Jesús lo que ha fortalecido a este hombre a quien veis y conocéis; y la fe que viene por medio de Él, le ha dado esta perfecta sanidad en presencia de todos vosotros.” Hechos 3:16 (LBLA).

   El inicio de este capítulo ilustra el rechazo de los judíos contra Jesús, escribas y fariseos vienen desde Jerusalén a ponerle trampas. El Señor sufre la incredulidad de líderes religiosos, de los que comieron el pan multiplicado y la poca fe de sus discípulos. Pero ahora encuentra oro en la basura. Una flor en el desierto. Fe entre los gentiles.
   Recordemos el propósito de Jesús al venir a la tierra: “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo” 1 Juan 3:8b. La mujer pide algo que está en la agenda de Jesús.
   La mujer cananea, sin tener los privilegios religiosos de los varones, sin tener la ciudadanía israelita, sin tener las ventajas de una levita, reconoce en Jesús al SEÑOR, EL HIJO DE DAVID, el Mesías, y por tanto, la respuesta perfecta para su desgracia. Su convicción la demuestra por su constante exclamación: “clamaba”.
   Pero la fe no es una virtud humana, es un don de Dios:
“Pero nosotros debemos dar siempre gracias a Dios… de que Dios os haya escogido desde el principio para salvación, mediante la santificación por el Espíritu y la fe en la verdad” 2 Ts. 2:13. 

3.  JESÚS PRUEBA NUESTRA FE
"Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces, acercándose sus discípulos, le rogaron diciendo:
   —Despídela, pues viene gritando detrás de nosotros." v.23
“Busqué entre ellos un hombre que levantara una muralla y que se pusiera en la brecha delante de mí, a favor de la tierra, para que yo no la destruyera; pero no lo hallé”  Ezequiel 22:30.

   La mujer hizo la oración correcta, a la persona correcta, con la actitud correcta y por una razón correcta. Pero se halló ante un muro silencioso. El cielo estaba cerrado. No obstante Jesús había encargado a sus discípulos:
“Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia” Mateo 10:8. ¿Intercederán los discípulos por esta niña endemoniada? ¿Les conmoverá el clamor de una madre?
   En el pasado Dios había sanado al extranjero Naamán; salvó a Rahab, otra cananea. ¿Y no había entre los discípulos un tal “Simón, el cananeo”? (Mt. 10:4). Luego entonces ¿Por qué los discípulos permanecen callados ante esta escena?
   Jesús está probando la fe de sus discípulos; está evaluando su crecimiento.
   Es lo mismo para nosotros hoy. ¿Qué hacemos ante el dolor de los extraños? ¿Clamamos a favor de la tierra?

4  JESÚS OCULTA SU ROSTRO
"Pero Jesús no le respondió palabra... respondiendo, dijo:
   —No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel."   Vv. 23,24
“Dios mío, clamo de día y no respondes; y de noche no hay para mí descanso.”  Salmo 22:2

   Esta es una experiencia que a veces callamos y a veces reclamamos. Oramos y temporalmente Dios calla. El tribunal está desolado. El teléfono divino no tiene línea.
   Abraham se cansó de esperar la promesa de un heredero en quien las naciones serían benditas. Veinticinco años pasaron en que los nudillos del patriarca en la puerta del Creador no obtuviera respuesta.
   El padre de la fe recibió la orden de sacrificar a su único hijo y su mente entró en conflicto. Esperaba alguna nueva orden y por ello no lo comentó con su querida esposa. Tres días caminó con su pequeño esperando que Dios se le apareciera con una orden diferente. Pero Dios ocultó su rostro.
   La mujer cananea recibió silencio y humillación, pero no desistió. Perseveró en su petición.

5.  JESÚS DEVELA NUESTRA FE
"Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: —¡Señor, socórreme!
 Respondiendo él, dijo: —No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perros.
 Ella dijo: —Sí, Señor; pero aun los perros comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos."  vv. 25-27
“Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que rayaba el alba… Y dijo (el varón): —Déjame, porque raya el alba.
Jacob le respondió: —No te dejaré, si no me bendices.
Entonces el hombre dijo: —Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido.” Génesis 32:24,26,28

    La mujer no solo tenía fe, lo cuál ya era de alabarse, sino una fe heroica. Aunque la fe en Cristo es un regalo de Dios tenemos que cultivarla.
    Ella fortaleció su fe buscando a Jesús, confiando en su poder soberano, aferrándose a la promesa oída, recurriendo en humildad a su presencia y respondiendo sus desafíos en aras de su gloria.
Jesús había dicho que los discípulos fueran primero a llas ovejas perdidas de Israel, y después podrían ir a los gentiles. Pero ya en el pasado había habido adelantos del extendimiento del evangelio a todas las naciones. La mujer reclama su derecho a recibir como gentil la bendición prometida a Abraham. Luchar con Dios mediante la fe no era algo nuevo.
   Esa fue la actitud del padre de Israel. Cuando el ángel luchó con él, Jacob se aferró a la promesa que Dios le había hecho:
“Y tú has dicho: “Yo te haré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que por ser tanta no se puede contar.” Gn. 32:12
   Y con esa promesa en mano, el patriarca luchó con Dios hasta obtener la bendición.
   David, Moisés, Job, sostuvieron luchas mediante las cuales Dios reveló la fe que había puesto en su corazón.

6.  JESÚS RECOMPENSA NUESTRA FE
    "Entonces, respondiendo Jesús, dijo: —¡Mujer, grande es tu fe! Hágase contigo como quieres.
    Y su hija fue sanada desde aquella hora." v. 28
 “Para que, sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro (el cual, aunque perecedero, se prueba con fuego), sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.” 1 Pedro 1:7.

   La fe de la mujer cananea quedó como un diamante diseñado por Jesucristo con los cortes de la sabiduría, perseverancia, humildad, confianza y astucia santa.
   Abraham “se fortaleció en fe” (Ro. 4:20) mediante su perseverante espera. Jairo confirmó que solo su fe (Mr.5:36) fue suficiente para ver a su hija viva después del retraso de Cristo, el Sanador.
   La fe de Felipe se afianzó (Juan 6:6) después que al no poder darle de comer a los cinco mil, recurrió a Jesús, quien multiplicó los panes y los peces.
   ¡Que alivio para la mujer cananea cuando escuchó las palabras de Jesús: “Que te sea hecho como tú deseas”! La mujer cananea se convierte en un adelanto del día en que las puertas del reino de Dios se abrieron de par en par para todos los gentiles. Su ejemplo nos inspira a perseverar en la fe.

NO DESISTAS 

Cuando vayan mal las cosas
como a veces suelen ir,
cuando ofrezca tu camino
solo cuestas que subir,
cuando tengas poco qué hacer,
pero mucho que pagar,
y precises sonreír
aún teniendo que llorar;
cuando ya el dolor
te agobie y no puedas ya sufrir;
descansar acaso debes
pero nunca desistir.

Tras la sombra de la duda
ya plateada, ya sombría,
da pues seguir al triunfo,
no al fracaso que temías,
y no es dable a tu ignorancia
figurarse cuan cercano puede estar
el bien que anhelas;
y que juzgas tan lejano.

Lucha pues, por más que tengas
en la brega que sufrir.
¡Cuando todo está peor,
más debemos insistir !

Rudyard Kipling

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