Muchos animales
han llegado a ser una representación de un valor moral. Así la hormiga
representa la previsión; la abejita, la industriosidad; el perro, la fidelidad;
la paloma, la paz; el caballo, la nobleza. . . ¿y la tortuga? ¡La
perseverancia!
En algún lado leí una frase poderosa para mi
vida: “con paciencia, la tortuga llegó al arca”. Igual que la gacela, la liebre
y el leopardo, la tortuga entró al arca de Noé y se salvó. De hecho, usted
conoce el cuento de la liebre y la tortuga y su moraleja: “más vale paso que
dure, y no trote que canse”.
La vida de Charles Schulz constituye una
fascinante historia de perseverancia. Falló en todas las materias de sus
estudios primarios; en secundaria obtuvo un cero en educación física; perdió en
los únicos dos juegos importantes de
golf en el colegio; por miedo a ser rechazado, no salió a cita con ninguna
chica antes de la universidad; era un chico retraído y muy tímido.
Pero Schulz tenía un sueño desde que era
niño, quería ser dibujante de tiras cómicas. Envió sus trabajos a distintos
medios pero todos lo rechazaron. Al terminar su secundaria envió sus mejores
dibujos a Walt Disney, pero igual, fue rechazado.
Entonces, decidió plasmar en dibujos su
autobiografía. Creó una tira cómica en pequeños episodios que presentaban su
niñez: un niño perdedor, que nunca lograba nada. Su personaje principal se
llamó “Charlie Brown” y su perro “Snoopy”. “Peanuts”, el nombre de la tira
cómica, llegó a ser la caricatura que más éxito ha tenido a nivel mundial.
Hoy por hoy, los derechos de autor de esta
tira cómica se han vendido al precio de 175 millones de dólares. La clave del
éxito de Charles Schulz fue su perseverancia.
El Señor nos dice que una de las virtudes
que el Espíritu Santo nos comunica se llama paciencia. Esta virtud tiene varias
acepciones: longanimidad (largo ánimo), persistencia, perseverancia,
resistencia, constancia, tesón, tenacidad, empecinamiento, seguir adelante.
La perseverancia es un poder utilizado por
Dios para que su pueblo alcance sus metas. Abraham echó mano de la paciencia
para llegar a la tierra elegida por Dios para él y su descendencia, y también
para recibir en su regazo a su hijo prometido. José perseveró en su fe a pesar
de iniciar una carrera de descenso hasta llegar a la cárcel del Faraón. Moisés
no se desanimó en su travesía por el ancho desierto hasta llevar a Israel a la
línea de la tierra prometida.
Pero, claro, el
más dulce ejemplo de perseverancia fue nuestro Señor Jesucristo, que
enfrentando todas las fuerzas demoniacas no cejó en su misión, logró su
propósito de salvar a sus escogidos.
“Hermanos, tomen como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los
profetas que hablaron en el nombre del Señor. En verdad, consideramos dichosos
a los que perseveraron. Ustedes han oído hablar de la perseverancia de
Job, y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy
compasivo y misericordioso”. Santiago 5:10,11(NVI).
Pastor
Moisés Brito Valeras